Desde pequeña, recuerdo haber estado en procesiones de viacrucis de Viernes Santo de la Parroquia San José Obrero, a donde asistía a misa en mi país, Puerto Rico. Mas tengo que confesar, que hoy durante la Procesión del Santo Entierro y viacrucis de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Barrio Obrero, me emocioné al ver la caracterización de Jesús, del joven Miguel Vega.
Me conmovió y me hizo reflexionar sobre ese sacrificio que tanto nos repiten que hizo Cristo por nosotros y que a veces he pasado por alto por prestarle atención a otras cosas, que a fin de cuentas no son la razón de ser de la vida.
Les cuento que esta parroquia de Barrio Obrero celebra esta procesión hace 65 años al estilo sevillano y este Viernes Santo reunió alrededor de 1,800 personas, pues tradicionalmente acuden de otros pueblos para presenciar esta interpretación de la Pasión de Cristo.
Esta experiencia de hoy, sumada a la de los viacrucis que vi en León, en Nicaragua, de las Iglesias Nuestra Señora de La Merced y San Nicolás de Tolentino, me hicieron percatarme que no hay fronteras para las creencias ni la devoción.
En esta Historia de camino también compartimos imágenes del Rara o Gaga, procedente de Haití, pero que captamos en República Dominicana, practicado por dominico-haitianos durante la Cuaresma y Semana Santa. Pero del supuesto misticismo que lo envuelve y del vudú, dejamos que hablen en el video el sacerdote Olin Pierre Louis, de la Parroquia San Mateo en Santurce y el sicólogo clínico Edvrard Pharel, ambos son haitianos y residen hace 15 años en Puerto Rico.
En fin, la Pasión de Cristo ejemplifica el compromiso inquebrantable con el padre, la confianza, el amor y la voluntad; es la culminación de una misión y perdón. Seas o no creyente de la fe religiosa, es una historia verídica que si profundizas en ella obtendrás enseñanza.
“No hay amor más grande que el de aquel que da la vida por sus amigos”, Juan 15,13.