Lo que comenzó como una invitación a un recorrido por el SeaDream Yacht Club II, en el muelle 1 del Viejo San Juan, en Puerto Rico, resultó para mí en el descubrimiento de una nueva aventura de viajar en alta mar.
La primera sorpresa fue quién me recibió. Se trató de Gabriel Augusto Ponce y no porque me entregara una copa de champaña, sino por ser puertorriqueño y el único miembro de la tripulación de mi país que navega en esta exclusiva embarcación, desde hace tres años.
Superada esa grata sorpresa, comprendí que el SeaDream no se trataba de un crucero, sino de vivir la experiencia de tener un yate privado, dado que solo es para 112 pasajeros atendidos por una equipo de 95 personas de diversos países, tales como Serbia e Italia.
Tan es así, que al segundo día, aseguran que ellos te llamarán por tu nombre para hacerte sentir como en casa. Y como el servicio es personalizado, también conocerán tus gustos, bebidas y comidas preferidas.
A diferencia de un crucero, este yate incluye en el costo las propinas, la bebida, la champaña, los cocteles, los vinos y hasta el mini bar de la cabina. Por supuesto, también todas las comidas y gourmets, pues su gastronomía fue distinguida en ForbesLife como la mejor cocina disponible en cualquier línea de cruceros del mundo.
Siguiendo con todo lo incluido, viene una de las partes divertidas de estar en el mar: el uso de los equipos para deportes acuáticos en su marina y ¡son gratis! Cuenta con kayaks, jet ski, paddle boards y banana boat, entre otros. Igualmente te facilitan, libre de costo, bicicletas para explorar las islas visitadas. También incluye simulador de golf, clases de yoga y Tai Chi, gimnasio y sauna. Estos dos últimos ubican en el spa, que es Thai certified y su staff es de Tailandia.
“Es bueno para adolescentes por la marina y sus deportes acuáticos. También es ideal para grupos, compañías que (desean rentarlo completamente) y celebraciones especiales, como aniversarios”, expresó Carlos Prieto, director de ventas de D’Luxe Cruise, representante de SeaDream en Puerto Rico.
Entre los espacios del yate que captaron mi atención tengo que mencionar la biblioteca y las camas balinesas que están en cubierta porque en estas se puede dormir bajo las estrellas si lo deseas, con la bata que te dejan con tu nombre bordado. En ambos podría darle rienda suelta a mis pensamientos para contarles muchas Historias de camino.
La embarcación también tiene casino, pantalla gigante en el área de la piscina para disfrutar de películas y conciertos; salón de belleza, bar al aire libre, guitarrista, pianista, jacuzzi, boutique, piano bar, restaurante con menú a la carta o bufé y salón formal para cena. Todas las cabinas son de exterior con vista al mar y 16 se pueden convertir en una sola para las familias.
Su temporada en el Caribe es de abril a noviembre. De Puerto Rico y St. Thomas zarpa el SeaDream II y visita Tortola, Norman Island, Anguila, St. Barts, Nevis, St. Kitts, Virgen Gorda, St. John, Peter Island, Marigot, Saba y Jost Van Dyke. Mientras, el SeaDream I (idéntico al II) sale de Barbados y St. Martin para recorrer St. Barts, Monserrate, Martinica, Bequia, Tobago, Union Island, Granadinas, Pigeon Island, St. Lucia, Dominica, entre otros.
Al concluir sus meses por el calorcito caribeño, ambos buques se trasladan de mayo a octubre al Mediterráneo, recorriendo las maravillas de estas aguas, entiéndase Roma, Atenas, Capri, entre otros.