Visitar la ciudadela de Machu Picchu, en Perú, estuvo en mi lista de deseos durante años y finalmente pude hacerlo realidad.

Como estuve viajando 13 días por Perú, en contacto con la gente, su cultura, su belleza natural y diferentes ciudades, tengo que confesar que cuando llegué a Machu Picchu no fue mi lugar preferido del viaje.

No me lo tomen a mal, tiene su misticismo y estando allí me volví a preguntar cómo los incas lograron construirla, cómo cargaron a la cima de esa montaña los enormes bloques de piedra.

En fin, estar allá arriba es una mágica experiencia y como fui dos veces en ese viaje les recomiendo visitarlo temprano en la mañana. Pues mi segundo día fui por mi cuenta a las 7:00 am, me perdí el amanecer, pero pude recorrerla sin tumulto de gente, tomar fotos con calma y retratarme con cuantas llamas quise. Sí, allí no te cobran por retratarte con estos encantadores mamíferos como en otros lugares del país. Estos simpáticos animales se dejan acariciar, abrazarlos y hasta te posan.

No te recomiendo ir a Machu Picchu al mediodía, como hice el primer día, porque estaba atestado de personas y como fui en un recorrido guiado es más apresurado.

Recuerda usar zapatos cómodos y una capa por si llueve para que no interrumpas tu caminar por tener que resguardarte. Ah, intenta subir hasta la puerta del sol o Intipunku, la entrada que toman los peregrinos que llegan caminando durante días por la ruta conocida como el Camino Inca. Desde esa cima apreciarás la ciudadela y si llueve, como me pasó, de momento solo verás neblina que al desvanecerse te revela la inmensidad Machu Picchu.

PD: Ah, casi lo olvidaba, ten a la mano tu pasaporte para que te lo ponchen con el sello oficial de Machu Picchu, cada vez que lo veo me remonto al misticismo inca.