Una aventura llamada bus… en Nicaragua
Acostumbrada a transportarme en Puerto Rico en mi propio automóvil y la falta del hábito de tomar una guagua, como le decimos acá al bus, no fue precisamente lo que me sorprendió del transporte público en Nicaragua.
En mi primer viaje oficial como mochilera, para mí fue toda una aventura sorprendente cada ocasión que tomé un bus para desplazarme por distintas ciudades y comunidades nicaragüenses. Y mira que fueron muchas, desde el sur hasta el norte durante mis 12 días de estancia en este hermoso país centroamericano.
“De ladito, de ladito”, “el medio está vacío”, “háganse un poco para atrás, no se queden en la puerta”. Una y otra vez escuché decir estas frases a los dos compañeros del chófer, quienes cobraban y ayudaban con los paquetes a los viajeros, uno se ubicaba en la puerta delantera y el otro en la trasera.
Me explico, tanto autobuses pequeños como grandes los llenaban hasta más no poder, íbamos como salchichas enlatadas o mejor descrito como me dijo una señora que iba de pie al lado mío: “como en una caja de fósforos”. Así que la aventura se ponía más intensa porque cuando yo entendía que no cabía un alma más, el chófer seguía deteniéndose para recoger más pasajeros. Ahí era que decían: “háganse para atrás”, “de ladito, de ladito”, “espalda con espalda”.
Aunque estaba perpleja, pues hasta de pie viajan madres con sus bebitos al hombro, reía y me disfrutaba la experiencia. Decidí hacer este viaje en bus para conocer mejor el país, pues esa fue mi experiencia cuando estuve por Perú con la pequeñita diferencia que aquellos eran buses turísticos y estos no.
Sin embargo, no me arrepiento porque estuve en contacto con la gente trabajadora de Nicaragua. Así que aproveché cuando los tenía sentados al lado o al frente para conversar, conocerlos y pedirles recomendaciones de hostales. Definitivamente, la gente de pueblo es la mejor guía para mochileros como yo que buscamos estar en contacto con el pueblo y andamos con un presupuesto limitado.
Y ni hablar de las cosas que se ven transportar, sí cosas porque no me refiero a la gente. Cuando llegamos a la estación de León, rumbo a Estelí, estaban subiendo ¡ataúdes! a la capota del bus. ¿Qué si tenían muertos? Ni me pasó eso por la mente, pero pensándolo ahora… Jajaja, me niego a creer que haya estado como tres horas con cadáveres sobre la cabeza.
Viajando en este tipo de transporte, me percaté lo mucho que quieren a los intérpretes puertorriqueños, pues escuché desde Luis Fonsi, Ricky Martin, Joseph Fonseca, Elvis Crespo y Gilberto Santa Rosa hasta un sinnúmero de cantantes de reguetón que no solo oí sino que vi sus videos en el bus que nos llevó de Estelí a Matagalpa, entre ellos Daddy Yankee, Alexis & Fido, Divino y Ken Y.
En fin, comparto varios consejos basados en mi experiencia para cuando decidas emprender tu aventura como mochilero en Nicaragua.
• Si están abordando el bus en la terminal y te dicen que sale en cierto tiempo, no te distraigas en el mercado y ¡súbete! para que agarres un asiento. De lo contrario, te tocará de pie y agarrado del tubo o de un asiento para hacer equilibrio porque conducen bastante rápido, incluso en las curvas, y les encanta rebasar a otros transportes. Ah, pero si va tepe a tepe no te caerás porque al estar pegados casi ni te balanceas.
• Aunque vayas incómodo con la mochila en la falda, prefiérelo así, si no es que hay espacio en el estante de arriba del asiento, que no todos los buses lo tienen. Primero porque aseguras tus pertenencias de robos; y segundo, si la mandas a la bodega o te la ponen en un asiento te van a cobrar extra. En mi último día en Nicaragua, de regreso a Managua desde Granada, venía empapada en sudor porque iba caminando apresurada porque estaba tarde para ir al aeropuerto y cuando subí al bus uno de los cobradores tomó mi mochila y la ubicó al frente, en un pequeño asiento al lado del chófer. Para mi fue un gesto de extrema amabilidad porque estaba extenuada. Estando sentada, me cobró pasaje por mi lugar y por el asiento donde ubicó la mochila. Me hizo pagarle 25 córdobas (moneda nicaragüense) por mí y otros 25 por la mochila, cuando me di cuenta que se pasó de listo porque le cobraba 24 a los demás lo increpé y me dijo que eran 25. Según fue subiendo más gente sacaron la mochila del asiento y la pusieron en el suelo. En fin, ojo abierto con la cantidad que te exigen, allí sí es costumbre cobrarte un pasaje completo por tu equipaje, pero una cosa es completo y otra que lo aumenten.
• Como regla básica de seguridad, si te toca viajar parado sujeta bien tu cartera y ten los bolsillos de tu ropa vacíos porque estar pegado a tanta gente a tu alrededor se presta para que los rateros se aprovechen. Aclaro que no tuve esa mala experiencia, pero más vale precaver que lamentar porque no estás en tu país y todas tus pertenencias en ese lugar viajan contigo. Si las pierdes, tremendo lío.
• Hace varios años, cuando me preparaba para ir a Guatemala, un querido amigo me recomendó comprarme una cartera delgada, por lo regular es color crema, que se coloca debajo de la ropa pegada al vientre. Desde entonces, cuando viajo a países de alto riesgo de robos ahí cargo mi pasaporte y la mayor cantidad del dinero. Unos recomiendan guardar dinero en diversas áreas, pero a mí me ha funcionado muy bien esta cartera. La he conseguido en las secciones de equipaje o viaje de tiendas como Walmart y Marshalls.
• Si desconoces exactamente dónde tienes que bajarte, recuérdale en varias ocasiones al chofer o a uno de sus ayudantes dejarte en el lugar de tu destino.
• En general, en Nicaragua tuve muy buena experiencia de bus en bus, los conductores y sus compañeros fueron amables y me explicaban muy bien cuál sería mi siguiente transporte. Incluso, cuando desembarqué en San Jorge del ferry procedente de la isla de Ometepe, el chofer del bus nos ofreció dejarnos en la terminal de buses de León, por los mismo que nos cobraría un taxi, para que no tuviéramos que bajarnos en el peligroso Mercado de Huembes, que era su destino final.
• En cuanto a los taxistas, tampoco pasé mal rato, creo que tomé solo como cuatro. Eso sí, acuerda con el chofer la tarifa que te cobrará antes de montarte y asegúrate que la placa (o tablilla) del vehículo sea roja, que es la oficial. Si te exige mucho dinero te dirá que no subirá a nadie más al taxi, pues cuando transan por pocos córdobas seguirán montando gente hasta en la cajuela (baúl) y corres el riesgo de que suban a un ladrón. Donde caben cuatro, meten dos al frente, cinco atrás y uno en la cajuela. No es broma, lo experimenté muerta de la risa.