En mis 18 años como periodista no había tenido la oportunidad de entrevistar a Ricky Martin, hasta hoy, 3 de febrero, con motivo de la develación de su estrella en el Paseo de la Fama de Puerto Rico.
Mucho se habla de este admirado artista puertorriqueño, unos lo adoran y otros no, pero lo que sí es cierto es que junto a El Gran Combo de Puerto Rico y otros artistas boricuas, ha puesto a Puerto Rico, mi país, en el mapa; han dejado claro que esta pequeña isla en el Caribe existe y es la cuna de grandes cantantes y músicos.
Bueno, dicho esto, les digo lo siguiente. Al tenerlo frente, observarlo y escucharlo comprobé la dulzura y la humildad que emanan de su ser interior, cualidades que lo han llevado hasta la India a ayudar a niños. Hoy vi la seriedad de su compromiso para combatir la trata humana infantil en el mundo. Pues no es lo mismo leer entrevistas que estar frente a frente, escucharlo de su boca, mirarlo y ver en sus ojos honestidad sobre este asunto.
Por ello abrió en Puerto Rico su primer Centro Tau, donde se ocupa de que niños y jóvenes prevengan el abuso infantil y la trata humana. Le fue difícil establecer el centro, sin embargo sus planes a largo plazo son abrir más centros como este en otros pueblos y fuera de la Isla.
En fin, que muchas serán las Historias de camino que debe tener Ricky sobre estos niños que lo motivan e inspiran cada día a luchar por un verdadero futuro para ellos, uno en el que vivan como lo que son: niños, sin que les roben su inocencia. Esta es mi Historia de camino de hoy, a la que me llevó mi trabajo en el diario El Vocero de Puerto Rico y quise compartirla con ustedes porque fue un día especial, un día de ver al ser humano detrás del artista, ese que es seguido por millones de fanáticos alrededor del planeta tierra.